Hombres, los más afectados por piedras renales
Los cálculos renales afectan casi por igual a ambos sexos, con un moderado predominio en los varones. De todas formas, ciertos tipos de cálculos tienen una mayor incidencia en un sexo respecto al otro: los cálculos de ácido úrico son más frecuentes en el hombre y los de origen infeccioso en la mujer. El origen genético de los cálculos urinarios sólo está claramente definido en un tipo de ellos: los de cistina. En el resto de los casos, influyen más los aspectos del entorno (dieta, profesión, hábitat, etc), aunque, en un futuro muy próximo podrán demostrarse nuevas alteraciones genéticas que puedan condicionar la aparición de los cálculos urinarios.
¿Hay diferentes tipos? ¿Pueden provocar otras enfermedades?
Los cálculos urinarios pueden agruparse en 7 tipos definidos: Los de Oxalato cálcico que son los más comunes, los de fosfato cálcico, los de ácido úrico o sus sales, los de origen infeccioso, los de cistina y los secundarios a ciertos medicamentos.
Las “piedras” pueden obstruir el tránsito de la orina desde el riñón al exterior, provocando alteraciones sobre la anatomía y el funcionamiento del riñón afecto que podría llegar, con el tiempo, a destruir dicho órgano. Se cree que un 8% de los pacientes que precisan de diálisis han perdido el funcionamiento de sus riñones debido a la obstrucción producida por cálculos.
¿Cuáles son los síntomas que indican que debemos consultar al médico?
El síntoma más frecuente que produce la presencia de un cálculo urinario es el ataque de dolor agudo denominado cólico renal. Este dolor, a veces insoportable, que afecta uno de los flancos, acompañado frecuentemente, de nauseas y vómitos, lo sufrirá el 70% de la población en algún momento de su vida. En otras ocasiones, la presencia de sangre y/o infección en la orina puede alertar sobre la presencia de un cálculo.
¿Qué son y cómo se forman los cálculos renales?
Los cálculos renales son estructuras minerales (“piedras”) formadas por la agregación de cristales desarrollados a partir de sustancias que existen en la orina (calcio, fosfatos, ácido úrico y/o cistina ) u otras que son eliminadas por la orina pero que no forman parte habitualmente de la misma (algunos medicamentos como las sulfamidas o ciertos antivirales utilizados en el tratamiento del SIDA).
La orina es un líquido en la que existen sustancias como el calcio ó el fósforo susceptibles de solidificarse en tres circunstancias: cuando aumentan su concentración, cuando desciende el componente líquido o cuando existe un marcado déficit de los componentes urinarios que impiden la cristalización de dichas sustancias. ¿Qué factores influyen en su formación?
Cuando se rompe el equilibrio natural entre los componentes líquidos y sólidos de la orina y ello ocurre de forma permanente, puede formarse un cálculo. Dicha circunstancia puede deberse a múltiples factores como son: la alimentación, alteraciones anatómicas del riñón o sus conductos, la infección, el estrés y ciertas alteraciones genéticas.
¿Cuáles son los tratamientos que se emplean en la actualidad y qué se está investigando al respecto?
El 68% de pacientes que sufren de cólico renal resuelven su problema con la expulsión espontánea del cálculo. El 32% restante precisará de la destrucción del cálculo mediante ondas de choque (litotricia extracorporea), o en casos de cálculos de gran tamaño, se necesitará de la cirugía.
¿Cuáles son las medidas de prevención?
La ingesta líquida abundante sigue siendo una de las mejores medidas de prevención. Unos dos litros de agua por día garantiza un equilibrio adecuado de la orina. En algunos casos la supresión de alimentos de gran contenido en oxalatos y/o calcio, o las dietas pobres en proteínas animales pueden ser útiles, según los distintos tipos de cálculos. De todas formas, en aquellos pacientes que hayan sufrido más de un episodio de cálculos es aconsejable efectuar unos análisis específicos denominados: estudio metabólico, que aportarán la información necesaria para poder diseñar unas medidas preventivas mucho más específicas y eficaces.